viernes, septiembre 22, 2006

Extracto de Nosotros. Sobre el paraiso.

Esta tiene que ser una de las cosas más brillantes que he leido en mucho tiempo.
El autor ruso Yevgueni Zamiatin, en su libro distópico NOSOTROS, escribe lo siguiente:
Veinte Minutos Despues...
En la superficie de papel, en el mundo bidimensional, estas lineas aparecen una al lado de la otra, pero en el otro mundo... Pierdo el sentido de los numeros: 20 minutos pueden ser, tal vez, 200 o 200.000. Y ello es tan extraño: sopesar cada palabra tranquila, serenamente para describir la conversacion de ayer con R. Es como si estuviesen ustedes sentados con las piernas cruzadas en un sillón al lado de mi cama y observasen curiosos como se retuercen ustedes mismos en esa cama.
Cuando entro R-13, estaba totalmente tranquilo y normal. Con un sentimiento de sincera admiración, empecé a hablarle de la calidad de sus versos sobre la condena y le dije que aquel insensato habia sido vencido y aniquilado por esos coreos.
"Si me hubiesen encargado hacer una descripcion esquemática de la Maquina del Bienhechor, habria añadido sin falta (sin falta) sus rimas" concluí.
Los ojos de R perdieron de pronto su brillo y los labios se tornaron grises.
"Que le sucede" pregunté.
"Que me sucede?... Pues... pues que estoy harto. Todo el mundo no habla mas que de la condena. No deseo hablar mas de ello! eso es todo."
Se calló, se rascó la nuca, esa maleta cuyo contenido era para mi un misterio. Una pausa. Entonces encontró algo en su maleta, lo sacó, lo desenvolvió y sus ojos se cubrieron de la laca de la sonrisa. Se levantó.
"Estoy componiendo algo para su Integral... Si! Aqui está!"
Volvia a ser el mismo de antes, sus labios chasquearon y las palabras brotaban como un chorro.
"Entiende usted?... es la antigua leyenda del paraiso... es sobre nosotros, sobre el presente. Si! ahora verá. A aquellos dos habitantes del paraiso se les planteó la alternativa siguiente: o la felicidad sin libertad, o la libertad sin felicidad. No se les dio otra elección. Y aquellos mentecatos eligieron la libertad, como era de esperar. Naturalmente durante siglos añoraron las cadenas. A esto se resume toda la miseria de la humanidad. Siglos! Y solamente nosotros hemos logrado devolver la felicidad...
No, escucheme, dejeme hablar. El antiguo Dios y nosotros estamos sentados juntos en la misma mesa. Si! Ayudamos a Dios a vencer para siempre al Diablo. El Diablo es la serpiente taimada que instigaba al hombre a violar el mandamiento y probar la fruta prohibida. Pero le aplastamos la cabeza de un pisotón (crac). Y hemos devuelto al paraiso. Volvemos a ser simples de espiritu e inocentes como Adan y Eva. Ya no existe la discusion sobre el bien y el mal. Todo es sencillo, paradisiaco, casi infantil. El Bienhechor, la Maquina, el Cubo, la Campana de Vidrio, los Guardianes... Todo es bueno, solemne, noble, maravilloso, puro, nítido como el cristal. Porque salvaguarda nuestra falta de libertad, es decir nuestra felicidad. Los hombres de antaño empezarian a juzgar, comparar, romperse la cabeza, preguntandose si es ético o no... Este es el tema de mi poema. Un tema magnifico. Y ademas un tema tan importante. Entiende?"
Si, como no lo voy a entender. Recuerdo que pensaba que su aspecto era absurdo, asimetrico y con una mente muy racional. Y por eso lo siento tan proximo a mi (al yo de siempre, al de verdad, y no, claro está, al actual, que no es mas que una enfermedad).
R, por lo visto, leyo mis pensamientos en mi rostro, me abrazó y se echo a reir.
"Vaya! Es usted... Adan! y por cierto, su Eva..." hurgó en el bolsillo, extrajo una libreta que se puso a hojear "Pasado mañana, no..., dentro de tres dias... O tiene un talón rosa para estar con usted. Como quiere? Como antes? Quiere usted que ella...?"
"Si, claro"
"Se lo voy a decir yo mismo. Porque ella, ya ve usted, le da verguenza... Se lo voy a explicar. Conmigo lo hace por el talon rosa, pero con usted... Y no nos ha dicho quien es la cuarta persona que se ha inmiscuido en nuestro triangulo. Confiese pecador! De quien se trata?"
Se corrió entonces un telón dentro de mi. Crei oir nuevamente el murmullo de la seda, vi la botella verde, los labios... De pronto, sin motivo alguno, sin saber por qué, se me escapó (Si por lo menos me hubiese contenido!):
"Digame. Ha tenido ocasion de probar alguna vez el alcohol o la nicotina?"
R fruncio los labios y me miro inquisidor. Podia adivinar sus pensamientos con toda claridad: <> Y su respuesta:
"Pues... a decir verdad: no. Pero conoci a una mujer..."
"I!" grité.
"Como? Usted... Usted tambien esta con ella?" se retorcia de risa, se atragantaba, dispuesto a salpicarme.
Mi espejo estaba colgado de tal modo que hay que mirarse por encima de la mesa. Desde aqui, desde el sillón, no veia mas que mi frente y mis cejas.
Y yo - el autentico- vi en el espejo el reflejo del corte entre mis cejas, y yo -el autentico- oi un grito repugnante y salvaje.
"Por qué "tambien"? Que quiere decir con ese "tambien"? No, le exijo que..."
R entreabrio sus gruesos labios y los ojos... Mi autentico yo asió violentamente a mi otro yo, salvaje, velludo y jadeante. Mi autentico "yo" le dijo a R:
"Perdoneme, por el Bienhechor... estoy gravemente enfermo, tengo insomnio. No se que me ocurre..."
Los gruesos labios sonrieron fugazmente.
"Si, si, si!, ya lo entiendo, ya lo entiendo! se lo que es todo esto... claro esta, en teoria. Adios!"
Al llegar a la puerta, se volvio como una pelota negra, se acerco y arrojo un libro sobre la mesa.
"Es mi ultima obra... se la traigo especialmente para usted y por poco... Adios!"
El chorro de su Adios me salpicó.
Me quedé solo. O mejor dicho, a solas con este otro yo. Estoy sentado con las piernas cruzadas en el sillon y contemplo con gran curiosidad como doy vueltas en la cama.
Como es posible, como es posible que durante tres años O y yo hayamos vivido tan bien?... y ahora basta una sola palabra sobre esa otra mujer, sobre I... Es posible que toda esa locura, el amor, los celos, no exista solo en los estupidos libros de nuestros antepasados? Lo peor es que yo... Las ecuaciones, las formulas, las cifras... y... No entiendo nada! Nada... Mañana iré a ver a R y le diré que...
No es verdad: no iré. No iré mañana, ni pasado mañana, no iré jamás. No puedo ni quiero verlo. Basta! Nuestro triangulo se ha desmoronado.
Estoy solo. Es de noche. Hay una ligera niebla. El cielo esta cubierto por una tela dorada lechosa. Si supiese que hay allá arriba... Si supiese quien soy y como soy!