Hoy he decidido escribirte.
Despues de años de silencio, despues de incontables noches desesperado por mantener en secreto todo esto, despues de tanto que he pasado y tu no has notado, he reunido el coraje suficiente para dejar registro alguno de lo que pasa en mi interior.
No es precisamente por el hecho de que el mundo se esté acabando que te escribo, no es realmente porque hoy sea el legendario y temido, todo poderoso y devastador dia del juicio final... aunque debo admitir que siempre he dejado todas las cosas para el ultimo momento.
El motivo real, el que yo creo ver y creo sentir, es la superación del pánico que me ha causado, el terror de que alguien pudiera leer mis pensamientos y descubrir la verdad. Quizás es porque tuve miedo de sufrir una transformación completa y dejar de ser humano.
Para superarlo, tuve que verte a ti.
El día que te conocí lo viví todas las noches en mis sueños. Apartir de ese día, el aroma del café siempre me mantuvo en un estado de nostalgia. No podía despertar sin continuar en el sueño, ya que tomo café todos los días. Durante mucho tiempo pensé que no era nostalgia, sino una sensación unica, irrepetible y que yo solo era posible de sentir.
El día de hoy, cuando preparé mi café, la sensación se habia ido... no pude si quiera recordarlo.
Tu cabello, que era largo entonces, me conmovió desde el instante que te vi entrar en ese sucio lugar. Resaltabas de entre los de más, como una figura a color en un fondo gris.. pero no solo estabas llena de colores, si no llena de brillo y alegría. Si te soy sincero, hasta ese día, mi vida habia sido gris y sin motivos.
Me pediste la hora y yo te la di, estabas parada a mi lado, quizás lo recuerdes ahora. Buscabas cigarros para tu padre, antes de ir al colegio. Nunca te lo dije, pero cuando me preguntaste la hora te mentí. No eran las 7:45, eran en realidad las 8:55am... lo hice con la esperanza de tenerte más tiempo a mi lado, relajarte con respecto a tus obligaciones y quizás hablar un rato. Pero como ves, nunca he tenido valor, soy el peor de los cobardes.
Te volteaste y te fuiste.
Yo llevé mi plato a la mesa, intenté desayunar pero no dio resultado. Habia perdido por completo el apetito.
Ese día no fui a clases. Vagué sin rumbo durante horas y horas hasta cansarme, caminé por parques y avenidas, vi los animales temerosos de ciudad, sentí la llovizna de ese día y pensé que por fín todo habia adquirido sentido.
Tenía solo 17 años, parece lógico que ese estado de estupidez me ocurriera al enamorarme por primera vez, pero hasta el día de hoy no ha desaparecido.
Pasaron meses antes de que te volviera a ver y ni un solo día dejaba de pensar en ti. La música que escuchaba, las anotaciones en mis cuadernos, mis malas notas en el colegio, todo todo te lo dedicaba en secreto. Quería encontrarte, quería hablarte, quería saber por lo menos tu nombre.
Pero de nuevo, nunca tuve el valor de buscarte.
Nunca dejaré de pensar que fue el destino el que nos llevó a reencontrarnos. Las probabilidades de que ambos estuvieramos visitando tumbas contiguas en el cementerio, el mismo día... las probabilidades de que nuestros abuelos hubieran muerto exactamente el mismo día y hubieran sido enterrados uno al lado del otro y que casualmente, fueras tu, nada más y nada menos que la persona que estaba buscando son para mi inexistentes. Algo quizo que nos encontraramos.
Fuiste tu quien me habló, te quitaste uno de tus audifonos y me preguntaste "No te he visto en otro lugar?".
Debo agradecerte infinitamente por haberme dado tu dirección de correo electrónico ese día. Hubiera preferido tu telefono en ese momento, pero despues de reflexionarlo, nunca hubiera podido darte una buena primera impresión de mi personalidad si hubieramos hablado por telefono.
Hay otra cosa que debo decirte, durante esos dos años no tuve computadora en mi casa. Me conectaba desde un cibercafé y te mentía para no crear sospechas. Para mi, todo tenía que salir perfecto. Quería que cayeras en mis brazos, soñaba con ser tu caballero en armadura brillante, soñaba con ser algún James Bond cualquiera y conquistarte primero antes de decirte palabra alguna de lo que sentía por ti.
Durante semanas, gasté todo el dinero que pude en la conexión, me hice amigo del dueño del local y obtuve descuentos por estar tanto tiempo ahí. Pase horas solo, frente a la computadora con un vaso de café enfriandose esperandote... pero jamás te reprocharé mi soledad en esos días, porque yo no veía tal cosa. Nunca me había sentido tan conectado a alguien, tan inspirado y tan embelezado por una persona como cuando hablaba contigo.
Ves que si te hubiera hecho saber todo esto en un principio, te hubieras alejado por temor.
Pero yo hacia planes. Tenía mis planes de contarte todo.
Fue ese día que salimos juntos, que tomamos el autobus hasta la ultima estación y caminamos más allá de los limites de la ciudad que pensaba decirtelo todo.
Esa epoca la recuerdo como la más feliz de mi vida, me llena por dentro cada vez que la revivo en mi cabeza. Tu me considerabas tu amigo, tu mejor amigo y yo a ti te hacia creer que eras lo mismo.
Temo decirte que nunca fuiste mi amiga, nunca fue el momento indicado para darte a conocer lo que realmente pasaba por mi mente.
Caminabamos al lado del camino hablando de la vida en Marte, de los programas en televisión y de la farza del alunizaje cuando te paraste y me dijiste que tenias algo importante que decirme.
Quería decirte "yo tambien tengo algo importante que decirte..", pero el tiempo no fue correcto, el viento no soplaba lo suficientemente fuerte, no era de noche y no estaba vestido correctamente... y despues de unas semanas, pensé que era mejor que hubiera sido así.
Me contaste que amabas a otra persona. Nunca me habias hablado de el hasta entonces, no tenía planeado que eso pudiera suceder, pensaba que estabamos destinados a estar juntos, no sabía que decirte.
Te dije que era maravilloso, te dije que me alegraba por ti, te dije mil y un mentiras y desde entonces no paré.
Te oculté mi vida, cree a un personaje y lo actue cada vez que estaba contigo o con tu novio.
Pero no es casualidad que hallamos ingresado a la misma universidad, a la misma carrera, en el mismo momento.
Del colegio nos graduamos porque repetí dos años. Nadie lo sabe, mis padres nunca entendieron por qué mis notas habian decaido tanto, pero en el fondo me saboteaba los estudios para estar contigo, aproveché mi tiempo para pensar en ti en alguna de mis largas y solitarias caminatas.
Nunca me interesó la sociología, estudié solo para estar en las mismas clases. Lo hice sinceramente, todo, todo desde entonces lo hice por ti.
No podía decirtelo. No quería asustarte.
Mi vida fue un desastre, contrario a lo que todos pensaban. La mayoría de mis compañeros creian que era gay, mi razón de existencia estaba con otra persona y lo unico que me mantenía respirando era la esperanza de que algun día lo dejaras a él, para irte conmigo. Quería que te dieras cuenta que yo lo hacia todo por ti, quería que vieras que si te valoraba, que mi amor era profundo y sincero.
No quiero si quiera hablar del día en que me recibiste en ropa interior y camiseta, y lo vi a el abrazarte por detrás minutos despues de que me abriste.
Algunos días pensaba que estaba enloqueciendo. Mi vida desde entonces no tuvo coherencia, lo que decia y hacia era totalmente distinto a lo que pensaba. Excepto por un unico momento.
En las vacaciones fuimos a visitar a nuestros familiares, y una tarde de Agosto, lo recuerdo bien, fui a tu casa para ver unas películas. Era una sorpresa, había alquilado Abre los Ojos para que la vieramos juntos, pero me abrió la puerta tu hermana menor.
Ella tendría en ese momento unos 16 años, tenía el cabello largo y un gran parecido a ti, cuando tenias su edad. Me dijo que no estaban en la casa y me preguntó que llevaba en la mano.
Me invitó a pasar y me convenció que vieramos la película.
Me convenció tambien de otras cosas.
Me hizo prometerle que nunca le diría nada a nadie, que lo mantendría en secreto. No quería que su novio se enterara.
Fue por eso que al día siguiente encontraste el video encima del televisor. Fue por eso que tu hermana no te habló durante todas esas vacaciones.
Regresé a mi casa confundido.
Trataba de convencerme que... habias sido tu.
Lo intentaba, trataba de pensar que tu no tenías hermana, que no había transcurrido nada de tiempo desde el día en que te conocí.. despues de todo, ella se veía identica a ti ese día. Pero no funcionó.
Pase noches enteras sin dormir y cuando lograba conciliar sueño, me despertaba unos minutos despues descubriendo que nada se habia ido, que todo seguía ahi.
Por más que fui bueno para mentirles a todos, no pude mentirme a mi mismo. No pude hacerme creer que lo que hice tenía justificación, que lo merecias, que lo merecia.. ni hablar de hacerme creer que habías sido tu y no ella.
No debí haber abierto la boca ese día. Le dije a ella cosas que había guardado cuidadosamente para ti.
La ultima noche antes de regresar a la residencia, me llamaste y me preguntaste por qué me habia perdido. Quería decirtelo todo, quería confesarte mis pecados y ganarme tu compasión... trancamos el telefono y todavía quería decirtelo.
Quería decirte la verdad, ese mismo día. Pensaba que no sobreviviría un día más.
Ese fue realmente el día en que empecé a fumar. Pase toda la noche fumando un cigarro tras otro, recordandolo todo, cada momento, cada paseo, cada conversación apasionada sobre las artes y las ciencias.
Me di cuenta que era un ser patético. Quise morir.
Pase toda la noche con mi mirada perdida en el canal de ventas por televisión. El unico sonido que escuchaba era el de tu voz en mi cabeza, diciendome lo guapo que era, lo mucho que conseguiría chicas, lo inteligente y amable, todas esas cosas que nunca fui realmente. Todo eso, te confieso ahora, era mentira.
Mientras fumaba mi primer paquete de cigarros, que me mareó más de lo normal y me hizo sentir enfermizo durante días, pensaba en salidas a esto.
Pensaba en escribirte, como lo hago hoy, una confesión de todo. Pensaba quitarme la vida de la manera más dolorosa posible para pagar mis pecados y dejar que mi sangre manchara las páginas reveladoras. Lo intenté, mentalmente, pero no pude.
Nunca he tenido el coraje para nada.
Despues de dos años decidí que tu habías tenido la culpa.
Nunca notaste cambio, porque exteriormente nunca hubo cambio. Seguí saliendo con ustedes, seguí sonriendo todos los días, seguí alegrandome de tus victorias y siendo "amigo fiel" en tus penas. Siempre que estuve seguro de estar solo, lloraba.
Pensé en matarte.
Ya habian pasado 8 años de esto, mi vida estaba completamente vacia y tu no te habías enterado.. y no pensé posible que te pudieras haber enterado. Nunca me pensé capaz de exteriorizar esto.
Lo pensé varias veces, pensé que mi confesión ocurriría solo si estaba seguro que no vivirías para tomar desición al respecto. Mi mayor temor en esta vida fue tu rechazo.
El día que te dejó tu novio, mientras llorabas en mi hombro, mientras decia palabras vacias pensaba en eso. El día que murió tu padre tambien lo pensé. Cada vez que me sentía especialmente vulnerable ante ti, cada vez que me conmovias con tus gestos, tus pensamientos, tus penas... cada vez que sentía que iba a volver a amarte como antes, pensaba en matarte.
Resultó ser que si tuvo que ocurrir algo parecido para que pudiera librarme de esta carga. Nueve años han pasado desde aquel día que entraste inocentemente, dulce y hermosa a comprar cigarros para tu padre. Exactamente nueve años y un día, para ser preciso.
Nos enteramos que el ultimo día era hoy hace solo dos días.
Exactamente nueve años despues de conocerte, te busqué a tu habitación y te encontré. Desnuda, en la bañera llena de sangre con la piel fría y muerta. Te quitaste la vida ese mismo día.
Creo que ha sido el destino que eso ocurriera así.
Nadie va a recoger tu cadaver. Yo no quize seguir viendo.
Me retiré del lugar, fui a mi habitación y vi la ultima transmisión de CNN.
Muy conmovedora, si me preguntas.
Quiero que sepas que hoy me siento mejor. Hoy siento que una gran carga se ha ido de mis hombros. Lamento mucho que tenga que ocurrir en el preciso instante en que la vida será exterminada, pero a eso ya no le tengo miedo. Lo peor ha ocurrido, ha pasado y me siento bien.
Quiero que sepas que yo te amé.
Me despido ahora. Voy a pasear una ultima vez sin rumbo establecido.
Sinceramente, por primera vez,
X.
PD: Te dejé la carta en tus manos para que la leas cuando llegues al cielo.