Aquí está la versión resumida, que revisé hace poco tiempo:
La información quiere ser libre
Internet es la más compleja, rica y ruidosa radio pirata del mundo.
En tiempos del Muro de Hierro, era trabajo de la policía secreta cazar y apresar a aquellos que cometían el crimen del samizdat, palabra rusa que significa auto-publicación. Los samizdat fueron gritos ahogados en el mar mediático soviético, pero su existencia desafió al Establecimiento. En aquellos días, publicar costaba en materiales, aparatos y sangre.
En su libro Nueva Visita a un Mundo Feliz, Aldous Huxley denuncia estos bien sabidos casos de silenciamiento político. Pero Huxley, tataranieto del “Bulldog de Darwin”, presta especial atención a las nuevas formas de opresión, desconocidas hasta la aparición de los medios masivos, y reclama a su vez la censura en Occidente. Dice Huxley: “En el Este totalitario hay censura política y los medios de comunicación en masa están dominados por el Estado. En el Oeste democrático hay censura económica y los medios de comunicación en masa están dominados por los miembros de la Élite de Poder”.
Quienes presenciamos el surgimiento de la Internet no debemos olvidar el asombro que nos produjo la primera vez que comprendimos su concepto. Por primera vez desde la invención de la escritura –en lengua secreta, por cierto- la información tenía un canal por el cual fluir libremente, a todos los rincones del mundo.
Internet fue totalmente libre hasta 1999. Napster, producto de un joven programador, ganó tal popularidad que al Industria Cultural comenzó a tambalearse. Legalmente, los programas para “compartir archivos” no violaban ley escrita alguna. Tomó un corto debate y un par de legislaciones para inventar el término de delito informático y comenzar algo cuyo alcance todavía no es previsible: la regulación del único medio libre en la historia humana.
Como en la época de Huxley, en el Este la censura se hace evidente. Google tomó la cuestionable decisión de concederle al gobierno chino poder sobre su buscador y censurar palabras como “democracia”, “Plaza Tiananmen” y otros peligrosos samizdat que podrían “desinformar” a la población. En el Oeste, jóvenes universitarios han sido multados por cifras impagables para hacer “casos ejemplares” del recientemente inventado delito informático.
El 26 de Septiembre, sin discusión alguna y sin previo aviso, varios blogs y páginas de noticias fueron bloqueadas por el gobierno venezolano. No es la primera vez que pasa.
El fenómeno de regulación informática es global y de rápida evolución. Con seguridad, en 10 años veremos el resultado de este conflicto. Quizás, como se pretende, Internet no sea más que una extensión de la televisión donde el poder económico regule la capacidad de distribución. Posiblemente ya no encontremos la palabra samizdat en Google. Pero como todo medio, Internet también influye a las sociedades que intentan regularla. Conceptos sobre política, derechos de autor y libertad de expresión pueden transformarse por esta influencia. Ese cambio ya ha empezado.
Christian Bogado. Octubre 2010.